Las empresas ecológicas, al igual que la superficie ecológica, continúa su desarrollo. Crecimiento que viene acompañado de una diversificación de las actividades empresariales más allá de las clásicas hortofrutícolas, vino y aceite.

La industria ecológica ha crecido en España el 15,4 % en 2015 (5.825 firmas frente a las 5.048 de 2014) y ha entrado en nuevas áreas de negocio alimentario, lo que indica una “normalización del consumo en eco”, que se suma a un aumento del gasto per cápita previsto para 2015, según fuentes del sector.

Los últimos datos sobre la agricultura ecológica en 2015 del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente muestran aumentos significativos en actividades tradicionales (hortofrutícola, vino o aceite), pero también en otras diferentes, que suponen nuevas tendencias en alimentación ecológica.

Las empresas ecológicas están centradas en hortofrutícola (30,6 % del total), bodegas (14,4 %) y almazaras (11,5 %), que siguen su consolidación y son productos muy demandados, sobre todo en los mercados de exportación.

Así, destacan las subidas en las “clásicas” frutas y hortalizas, con 1.785 empresas en 2015, un +24 %; en elaboración de bebidas, con 969, +13 %, de las que 838 corresponden a bodegas; y en elaboración de aceites y grasas vegetales, con 715, un +15 %, de las que 671 son almazaras y envasadoras de aceite.

Sin embargo, resalta el repunte de un 55 % en elaboración de otros productos alimenticios de origen vegetal (890 firmas frente a las 575 de 2014).

Nuevas empresas ecológicas y nuevas áreas de negocio alimentario
Aquí se “pueden englobar aquellos productos que indican que la alimentación ecológica se va normalizando”, ya que al ampliarse la oferta de alimentos ecológicos transformados se diversifica también la cesta de la compra eco, según el presidente de la Federación de Empresas con Productos Ecológicos de España (Fepeco), Juan Antonio Caballero.

Más allá de frutas y hortalizas, vino o aceite ecológicos, la demanda y “también las ventas” se diversifican cada vez más a productos como gazpachos, mermeladas, yogures, hamburguesas…
Caballero hace hincapié en que el consumidor encuentra cada vez más productos ecológicos producidos y elaborados en España.

El director de la consultora especializada en el sector ecológico Eco-Logical, Diego Roig, añade que el hecho de que aumenten las actividades industriales distintas a las clásicas “se puede interpretar también como un aumento en la producción de alimentos enfocados a vegetarianos, flexivegetarianos o veganos“.

Hasta ahora se importaba la práctica totalidad de este tipo alimentos, aunque Roig señala que el productor español “lanza cada vez más productos dirigidos a este público” que prescinde de proteína animal en su dieta.

Los veganos no consumen ningún producto de origen animal (carne, pescado, huevos, leche o miel).

Según información facilitada por Vida Sana, los productores españoles optan ya por elaborar, por ejemplo, cerveza ecológica apta para ellos (porque no se clarifican con adyuvantes como cola de pescado o albúmina de huevo, ni utilizan ingredientes como la miel) o galletas que prescinden de ingredientes habituales como leche, huevos o miel.

En el polo negativo, se encuentran las empresas ecológica relacionadas de panadería y farináceos, que retroceden el 23 % y bajan a 487 frente a las 634 registradas en 2014; lo mismo ocurre con la fabricación de productos de molienda, almidones y productos amiláceos que caen en el mismo porcentaje, de 81 a 62 firmas en 2015.

En general, el conjunto de empresas relacionadas con la producción vegetal (4.960, el 16,5 % más frente a 2014) prevalecen frente a las de producción animal (865, el 9,5 % más) y, en estas últimas, cabe mencionar el incremento del 16,5 % experimentado en la elaboración de productos lácteos, con 141 frente a las 121 de 2014.

Repunte que va en paralelo a una creciente demanda de productos lácteos en España y en la que hay posibilidades de expansión, sobre todo en la cornisa cantábrica, donde cada vez más ganaderos estudian la conversión a ecológico ante la pérdida de rentabilidad de las explotaciones convencionales.